Uno pensaría que yo amaría un libro así. Y es bueno, pero noté que las únicas partes que realmente me interesaron se referían a tipos muy específicos de dulces que puedo reconocer. A tal punto que se te abtoja comerlos inmediatamente. Aunque en general el libro está bien escrito y organizado, siento que depende demasiado de ese reconocimiento de marcas y hay muchas anécdotas que podrían ser interesantes y terminan siendo historias de fulanos que no conozco y no me interesan.